sábado, 8 de septiembre de 2012

Las personas mayores

 Retomo este articulo que me pareció interesante, porque no hay nada más complejo que enfrentar a los adultos mayores a las computadoras.
 
Nada que hacer. Yo tengo 62 años y nací en la época de las perillas y las máquinas de escribir, reconoce el gerente de una importante empresa, que prefiere mantener el anonimato porque dice que le da vergüenza admitir su falta de habilidad con las tecnologías.
En el escritorio de su oficina tiene instalado un computador de última generación. Pero no me pregunte exactamente qué modelo, aclara. Cuando necesita mandar correos electrónicos a varias personas o reenviar o adjuntar documentos, dice que se tupe y a veces tiene que pedirle ayuda a su secretaria. Una realidad nada de aislada entre sus pares.
Algo parecido le pasa a Manuel Montt, rector de la Universidad Diego Portales, y quien declara coqueto que se le olvidó su edad. Pero a pesar del olvido, acepta que nació en otra época y que si bien se toma la tecnología con toda la seriedad que se merece, le es más difícil adaptarse a los cambios que la gente joven.
Cada generación nace en un mundo determinado y yo no nací en la generación del mail y de estos aparatos. Prefiero mil veces leer El Quijote que sentarme frente a un computador. Y agrega: Antes yo tenía una máquina de escribir Underwood y nunca se me echaba a perder. Y ahora de repente el computador le entra un virus o se pone mañoso.
Es que hay una generación que no nació en la era digital y que en estos momentos están liderando el país en altos cargos públicos y privados, pero que sin embargo pelea a diario con los correos electrónicos, los celulares, los contestadores telefónicos, los DVD y hasta la televisión.
Un día la tele no me quiso funcionar. Tenía un control remoto lleno de botones y yo no sabía cuál apretar. Hasta que llegó mi nieto de 5 años, me dijo tonto y apretó un botón y la arregló. ¡Con una naturalidad impresionante! Lo tienen verdaderamente incorporado, dice Manuel Montt.
Y en el trabajo la cosa no es muy diferente. No es raro ver a importantes jefes en jaque frente a un programa que no saben ejecutar o pidiendo auxilio para que les vuelva a funcionar el PC.
Mi secretaria es una súper especialista en el manejo de todos los aparatos. Yo hago lo justo y necesario y lo otro lo derivo. En general estoy muy bien asesorado y los vicerrectores y la gente más joven me ayudan, porque esto es cada día más sofisticado, dice el rector de la UDP.
La pregunta es a qué se debe esto: ¿falta de pericia?, ¿excesiva confianza?, ¿o simplemente flojera?
Para Carmen Barros, socióloga de la UC y especialista en temas de adulto mayor, no se trata de incapacidad, sino más bien de un factor sociocultural que estigmatiza a las personas mayores como incapaces. La gente mayor tiene temor y por una cuestión social creen que nunca van a aprender y se cierran. Al contrario de los jóvenes que nacieron con esto, para los mayores aprender a manejar un computador es una decisión muy racional, que implica un esfuerzo y dedicarle mucho más tiempo; por lo tanto, se atemorizan.
En todo caso, recalca, no hay nada que indique que alguien pasadito los 50 no pueda aprender. Se demorarán más, obviamente, porque requiere un cambio de estructura e incluso destrezas manuales a las que no están acostumbrados, pero lo logran perfectamente si quieren; tiene que ver con ganas y voluntad.
Jaime Aleé, gerente general de NEC Chile, cree que esto tiene que ver con una cultura empresarial, donde estos cambios no están incorporados o no se quieren incorporar. Por ejemplo, el e-mail no es lo mismo que la correspondencia, es mucho más directo y personal, y seguramente por un aprendizaje generacional, muchas personas de más edad no lo ven así.







Cuestión de estatus
Para Aleé la tecnología es parte de la rutina de una empresa y los ejecutivos tienen que saber que parte de su trabajo es dedicar una hora en el día a responder o simplemente borrar los correos electrónicos. El punto es que esto implica hacerse cargo de un aprendizaje nuevo y para algunos significa perder un cierto estatus o jerarquía como jefe. Muchos altos ejecutivos mayores pueden creer que eso no está a la altura de su cargo y para eso tienen una secretaria que les haga esa tarea. Pero en países como Estados Unidos eso sería impensable. Encargarse de su computador y de todo lo que pasa ahí es tan personal como contestar el celular, dice.
Él está convencido de que no es un problema de edad, sino de ignorancia y de tomarle el peso al asunto. Evidentemente hay algo generacional en el uso de las tecnologías, pero yo creo que para la gente mayor no es un problema de no poder aprender estos usos, sino más bien de incorporarlo a la rutina de su trabajo y de tomarle el peso al tema, aclara.






El que quiere, puede
Carmen Barros cree que también hay algo de comodidad en todo esto. Hoy las secretarias están desapareciendo con la llegada de los computadores y los jóvenes están acostumbrados a eso, pero para alguien que ha trabajado toda la vida así, es mucho más cómodo que alguien te maneje todos estos aparatos. Pero de todas formas, esta aparente arrogancia o flojera probablemente es una excusa para esconder o no enfrentar el miedo que les provoca aprender algo desconocido.
Ella cree que también tiene mucho que ver con la personalidad de cada adulto. Hay muchísima gente de edad que es muy inquieta, que le interesa aprender y una vez que lo hacen quedan fascinados, porque se les abre un mundo nuevo que para ellos es casi milagroso.
Éste es el caso de Hipólito Lagos (71), gerente general de la empresa de servicios de comercio exterior Gobal Trade. Hace un par de años se dio cuenta de que saber manejar las tecnologías era fundamental para su compañía y también para su vida diaria. Entusiasmado por uno de sus hijos ingenieros, decidió volver a la universidad e inscribirse en un diplomado de internet en la Diego Portales. Necesitaba entender una herramienta que está a disposición de todo el mundo y que si uno no la maneja está reconociendo su incapacidad de adecuarse a sus nuevos tiempos.
Para él fue todo un desafío volver a estudiar y compartir con compañeros mucho más jóvenes, pero la experiencia fue positiva e incluso implementó una serie de cambios en su empresa, como software y transacciones por internet. Es cosa de vencer el miedo y tirarse a la piscina. Hay un natural rechazo a lo nuevo, que se va incrementando con los años. Uno siente que no va ser capaz de entenderlo, pero después se da cuenta de que es más fácil de lo que uno piensa y la satis-
facción es mayor.

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